
Un perro de bronce y otros tesoros romanos descubiertos con un detector de metales.
En el condado de Gloucestershire, en el suroeste de Inglaterra, se ha realizado un sorprendente descubrimiento arqueológico. Un detector de metales ha llevado al hallazgo de una estatua única de un perro de bronce en actitud de lamer, junto con otros tesoros romanos. Según los arqueólogos, esta estatua tenía fines curativos y podría estar relacionada con el templo romano de Lydney, conocido por ser un lugar de sanación.

La estatua del perro de bronce se encuentra en un estado de conservación excepcional y es considerada un hallazgo sin precedentes en la historia británica. Los expertos creen que esta figura estaba asociada con prácticas curativas en el templo romano de Lydney, donde se han descubierto otras ofrendas votivas que representaban perros lamiendo heridas para sanarlas. Existe la posibilidad de que esta estatua provenga de otro templo romano aún no descubierto en Gloucestershire.
El tesoro romano fue descubierto por Pete Cresswell y su cuñado Andrew Boughton, quienes llevan más de 40 años usando detectores de metales. Consideran este hallazgo como el más importante de sus vidas y decidieron contactar a un equipo arqueológico local para contribuir al conocimiento histórico de la región y del país.

El tesoro romano, que data del siglo IV d.C., contiene diversas piezas excepcionales. En su mayoría, son objetos intencionalmente rotos, desde fragmentos de vasijas hasta una gran estatua de bronce. Sin embargo, la estatua del perro es la más destacada por su completo estado de conservación y sus detalles delicados. Kurt Adams, arqueólogo y enlace del Portable Antiquities Scheme en Gloucestershire y Avon, afirma que este descubrimiento es único en la arqueología británica.
El hallazgo de la estatua del perro de bronce y los demás tesoros romanos proporciona valiosa información sobre las creencias y prácticas de la época, así como sobre la presencia y la influencia romana en la región de Gloucestershire. Estos descubrimientos arqueológicos contribuyen a enriquecer la historia local y británica, y permiten una mayor comprensión de la vida en la antigua Roma.