
El reexamen de una mandíbula infantil hallada en Etiopia revela la verdadera antigüedad del Homo Erectus
Hace dos millones de años, el Homo erectus, un ancestro humano robusto, dejó la sabana africana y se estableció en las tierras altas de Etiopía, donde desarrolló nuevas tecnologías de fabricación de herramientas. Este capítulo en la evolución humana se ha confirmado recientemente a través del hallazgo de una mandíbula infantil, que podría ser el fósil más antiguo de un Homo erectus, en el yacimiento de Garba IV, en el complejo arqueológico de Melka Kunture. La investigación, liderada por Margherita Mussi de la Universidad de Roma y en la que participaron expertos de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Vigo, revela que estos restos humanos se encuentran junto a herramientas de tecnología olduvayense, utilizadas por el Homo habilis, el primer representante del género Homo.

El análisis de la mandíbula infantil se realizó mediante tomografía computarizada de sincrotrón y morfometría geométrica 3D, y la datación con paleomagnetismo sugiere una antigüedad de alrededor de dos millones de años. Hasta este hallazgo, los ejemplares más antiguos de Homo erectus se habían encontrado en Sudáfrica y Kenia, con aproximadamente 1.8 millones de años. Además, se descubrieron herramientas de tecnología achelense en el mismo yacimiento, con una antigüedad de 1.95 millones de años, cuestionando las estimaciones previas y coincidiendo con la aparición del Homo erectus.

La tecnología achelense se caracteriza por la fabricación de hachas de mano líticas y persistió en el registro arqueológico durante 1.8 millones de años, extendiéndose desde África hacia el sudeste asiático y Europa. Este hallazgo es de gran importancia para comprender la evolución, migraciones y adaptaciones de nuestros antepasados humanos.
El entorno en el que vivieron los Homo erectus en las tierras altas etíopes era diferente al de la sabana, alimentándose de frutas, brotes, tubérculos y carne, aunque se desconoce si cazaban o eran carroñeros. No competían con grandes carnívoros, lo que les dio una ventaja. Esta región africana se considera un «laboratorio» donde se gestó un nuevo linaje humano adaptado a las condiciones euroasiáticas más templadas.

En resumen, el descubrimiento de la mandíbula infantil en el yacimiento de Garba IV en Etiopía proporciona evidencia de la presencia temprana de Homo erectus y su coexistencia con tecnología olduvayense y achelense, arrojando luz sobre la evolución y migración de nuestros antepasados humanos.