El cadáver momificado de una bruja recibirá un funeral más de 100 años después de ser enterrada viva.
En México, la macabra leyenda de la «Momia Bruja» ha sido un tema de fascinación y temor durante mucho tiempo. Según la narrativa local, esta mujer, posiblemente llamada Carmen, habría hecho un pacto con el diablo, entregando su alma a cambio de la eterna juventud. Sin embargo, cuando el diablo aparentemente no cumplió su parte del trato, Carmen fue acusada de brujería, enterrada viva en el cementerio de Santa Paula en Cabecita de Guanajuato y, finalmente, exhibida en una jaula en el Museo de las Momias en Guanajuato.
El cuerpo momificado de la mujer, apodada la «Momia Bruja», ha sido una atracción macabra en el museo durante años, rodeado de crucifijos en un intento de mantener a raya su supuesta maldad. Sin embargo, las autoridades mexicanas han decidido intervenir y han declarado que el cadáver debe recibir un entierro adecuado, ya que han concluido que la leyenda es probablemente falsa.
El cuerpo de la mujer se ha conservado sorprendentemente bien debido a las condiciones climáticas de la zona, que incluyen altas temperaturas. Se ha mantenido en exhibición junto con otras momias, pero ahora se planea investigar la verdadera historia de Carmen y de otras momias en el museo.
Jesús Antonio Borja, jefe del Departamento de Cultura del municipio de Guanajuato, ha expresado su escepticismo sobre la versión de la «Momia Bruja». Sugiere que alguien pudo haber inventado esta historia para hacer que la exposición fuera más intrigante y atractiva para los visitantes del museo. En consecuencia, se está llevando a cabo una investigación para descubrir la historia real detrás de la momia y de otras momias en el museo.
Se espera que antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia se unan a esta investigación una vez que la crisis del coronavirus permita su realización. Esta decisión plantea la posibilidad de que la verdad detrás de la misteriosa «Momia Bruja» finalmente salga a la luz, y que el cadáver pueda finalmente recibir un entierro digno en lugar de seguir siendo una atracción de horror en el museo.
