
Cientos de abejas momificadas dentro de sus capullos de la época de los faraones encontradas en Portugal
Un novedoso estudio informa sobre el descubrimiento de cientos de abejas momificadas en sus capullos en un yacimiento paleontológico en la costa de Odemira, Portugal. Estos capullos, con casi 3.000 años de antigüedad, han preservado en detalle anatómico este asombroso hallazgo.

El peculiar suceso tuvo lugar hace aproximadamente 2.975 años, en una época donde el faraón Siamón gobernaba en el Bajo Egipto, y Salomón se preparaba para ascender al trono de Israel. En esta misma época, en la región que hoy conocemos como Portugal, las tribus concluían la Edad del Bronce.
En la costa suroeste de Portugal, en la actual Odemira, se desveló un fenómeno excepcional. Cientos de abejas habían perecido dentro de sus capullos, los cuales se mantuvieron sorprendentemente conservados a lo largo de los siglos.
Este hallazgo, resultado de un raro proceso de fosilización, cobra importancia dado que los insectos, debido a su composición quitinosa, normalmente se descomponen rápidamente.

El paleontólogo Carlos Neto de Carvalho, del Instituto Dom Luiz de la Universidad de Lisboa, destaca la excepcional conservación, permitiendo no solo la identificación del tipo y género de abeja, sino incluso el sexo y los restos de polen dejados por la madre al construir el capullo.
El proyecto de descubrimiento identificó cuatro sitios paleontológicos ricos en fósiles de capullos de abejas, con miles en un metro cuadrado. Estos sitios se ubican entre Vila Nova de Milfontes y Odeceixe, en la costa de Odemira, y han sido datados mediante carbono 14.
Este inusual hallazgo involucra los capullos de la abeja Eucera, una de las cerca de 700 especies de abejas que aún existen en Portugal continental. Los capullos, que datan de hace casi 3.000 años, presentan a las jóvenes abejas momificadas, resguardadas por un elaborado hilo producido por sus madres, así como restos de polen que habrían alimentado a las larvas.

El uso de la tomografía microcomputada permitió obtener imágenes tridimensionales de las abejas momificadas en sus capullos sellados. Este descubrimiento no solo ilustra la importancia de las abejas como polinizadores y su papel ecológico, sino que también sugiere posibles conexiones entre su muerte y la variación climática de hace 3.000 años. El frío extremo o inundaciones podrían haber causado la muerte y momificación de estas abejas, proporcionando conocimientos valiosos sobre la resiliencia de las poblaciones en un contexto de cambio climático.